«¡Gracias! Ya no me duele. ¡Ahora puedo comer y sonreír otra vez!», dijo Rheanne S. Saclet, de nueve años, después de su tratamiento con Ivoclar Joy. Había sufrido en silencio un fuerte dolor de muelas durante un tiempo, y sus padres no podían costear atención dental profesional. Se aisló de los demás, comer se volvió doloroso y su rendimiento académico comenzó a disminuir drásticamente.

La historia de Rheanne está lejos de ser única en Filipinas. Según el Departamento de Salud, el 87.4 % de la población sufre de caries y/o sus consecuencias. En la isla de Palawan, la atención dental —especialmente para los jóvenes— es particularmente deficiente: solo hay tres dentistas en ejercicio para más de 200,000 estudiantes.

Ivoclar Joy brinda ayuda a una región donde se necesita con urgencia. Además, Ivoclar mantiene un centro de producción en Filipinas desde hace más de 30 años. Esto significa que ya existen recursos y una amplia red local, lo que permite a Ivoclar Joy generar un impacto rápidamente. Junto con escuelas, autoridades y profesionales dentales, estamos construyendo estructuras que posibilitan un cambio duradero y positivo. Seguimos comprometidos con nuestro objetivo: menos dolor, más oportunidades —para la mayor cantidad posible de niños y adolescentes.

Impresiones de Filipinas

Estamos comprometidos a permitir que los niños vivan una vida libre de caries dental, reduciendo el número de deserciones escolares causadas por el dolor dental, para finalmente mejorar tanto las oportunidades educativas como la calidad de vida de los niños.

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